En España, la cría de cerdos tiene una larga tradición que se remonta a siglos atrás, y las razas de cerdos en España reflejan esa rica historia ganadera. Desde las especies autóctonas hasta las razas más modernas, cada una tiene características únicas que las hacen adecuadas para diferentes tipos de producción, ya sea para carne, jamón o productos artesanales. En este artículo, exploraremos las principales razas de cerdos en España, sus características distintivas y su importancia para la industria porcina y la cultura española.
Diversidad de razas de cerdos en España
La diversidad de razas de cerdos en España es notable, con cada raza adaptada a entornos específicos y con características genéticas propias. Algunas razas son conocidas por su capacidad para producir carne de alta calidad, mientras que otras se valoran por su resistencia y adaptabilidad. A continuación, veremos algunas de las razas de cerdos más importantes en España y lo que las distingue.
Cerdo Ibérico: La joya de las razas de cerdos en España
El cerdo ibérico es, sin duda, una de las razas de cerdos en España más reconocidas, famosa por ser la base de algunos de los productos más emblemáticos del país, como el jamón ibérico. Originario de la península ibérica, este cerdo es conocido por su capacidad para acumular grasa intramuscular, lo que da lugar a un jamón marmoleado y jugoso.
El cerdo ibérico se cría principalmente en la región de Extremadura y partes de Andalucía, donde se beneficia de la montanera, un sistema de pastoreo extensivo en las dehesas. Aquí, los cerdos se alimentan de bellotas, lo que contribuye a la calidad y el sabor distintivos de los productos ibéricos. Este tipo de cría también es más sostenible y está asociado con prácticas ganaderas tradicionales.
Existen diferentes variedades dentro del cerdo ibérico, como el de capa negra y el de capa roja. Estas diferencias afectan el color del pelo, pero comparten características clave como la resistencia y la capacidad para producir carne de alta calidad.

Cerdo Blanco o Large White: El motor de la producción industrial
El cerdo blanco, también conocido como Large White, es otra de las principales razas de cerdos en España, especialmente en el ámbito de la producción industrial. Esta raza se utiliza comúnmente para la producción de carne a gran escala debido a su rápida tasa de crecimiento, alta fecundidad y adaptabilidad a sistemas de cría intensivos.
El cerdo blanco se caracteriza por su pelaje blanco y su capacidad para producir carne magra. Su adaptabilidad lo convierte en una opción popular para muchas granjas industriales en España, donde la eficiencia y la productividad son prioritarias. Aunque carece del prestigio del cerdo ibérico, el cerdo blanco es fundamental para la producción porcina moderna y es el origen de muchos productos cárnicos que se consumen diariamente.
Cerdo Duroc: Un socio del Ibérico y más
El cerdo Duroc es otra raza importante en España, conocida por su pelaje rojizo y su uso tanto en cruces con otras razas como en producción pura. Es común encontrar cerdos Duroc en combinación con el cerdo ibérico, ya que su genética puede mejorar ciertas características, como el crecimiento y la calidad de la carne.
El Duroc es apreciado por su carne sabrosa y tierna, y se utiliza en la producción de jamón y otros productos cárnicos de alta calidad. Al ser más robusto y con mejor tasa de crecimiento que el cerdo ibérico puro, el Duroc se convierte en una opción versátil para los ganaderos que buscan equilibrio entre calidad y eficiencia.
Cerdo Celta: Tradición y resistencia
El cerdo celta es una de las razas autóctonas más antiguas de España, originaria de Galicia y el norte de Portugal. Esta raza fue casi erradicada durante el siglo XX, pero ha experimentado un resurgimiento gracias a los esfuerzos para preservar razas tradicionales y la creciente demanda de productos artesanales.
El cerdo celta se caracteriza por su pelaje oscuro y su resistencia a enfermedades y condiciones climáticas adversas. Su capacidad para criar en sistemas extensivos y alimentarse de recursos naturales lo convierte en una opción sostenible y tradicional. Los productos derivados del cerdo celta, como el jamón y el chorizo, son apreciados por su sabor y calidad.
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